Dios patria rey y fueros

Quién es el pueblo de dios

Segundo discurso de investidura del presidente Barack Obama [21 de enero de 2013] [open pdf – 143KB]Del discurso de apertura del presidente Obama: «Cada vez que nos reunimos para investir a un presidente damos testimonio de la fuerza duradera de nuestra Constitución. Afirmamos la promesa de nuestra democracia. Recordamos que lo que une a esta nación no son los colores de nuestra piel ni los principios de nuestra fe ni el origen de nuestros nombres. Lo que nos hace excepcionales -lo que nos hace americanos- es nuestra lealtad a una idea articulada en una declaración hecha hace más de dos siglos: Sostenemos que estas verdades son evidentes, que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador con ciertos derechos inalienables; que entre ellos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad». Hoy continuamos un viaje interminable para unir el significado de esas palabras con las realidades de nuestro tiempo. Porque la historia nos dice que aunque estas verdades pueden ser evidentes, nunca se han ejecutado por sí mismas; que aunque la libertad es un regalo de Dios, debe ser asegurada por su pueblo aquí en la Tierra. (Aplausos.) Los patriotas de 1776 no lucharon para sustituir la tiranía de un rey por los privilegios de unos pocos o el gobierno de una multitud. Nos dieron una república, un gobierno de, y por, y para el pueblo, encomendando a cada generación mantener a salvo nuestro credo fundacional.»

Los profetas elegidos por dios

Cada vez que nos reunimos para investir a un Presidente, damos testimonio de la fuerza duradera de nuestra Constitución.    Afirmamos la promesa de nuestra democracia.    Recordamos que lo que une a esta nación no son los colores de nuestra piel ni los principios de nuestra fe ni el origen de nuestros nombres.    Lo que nos hace excepcionales -lo que nos hace americanos- es nuestra lealtad a una idea articulada en una declaración hecha hace más de dos siglos:
«Sostenemos que estas verdades son evidentes, que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador con ciertos derechos inalienables; que entre ellos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad».
Hoy continuamos un viaje interminable para unir el significado de esas palabras con las realidades de nuestro tiempo.    Porque la historia nos dice que si bien estas verdades pueden ser evidentes, nunca se han ejecutado por sí mismas; que si bien la libertad es un don de Dios, debe ser asegurada por su pueblo aquí en la Tierra.    (Aplausos.) Los patriotas de 1776 no lucharon para sustituir la tiranía de un rey por los privilegios de unos pocos o el gobierno de una multitud.    Nos dieron una república, un gobierno de, por y para el pueblo, encomendando a cada generación mantener a salvo nuestro credo fundacional.

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Quiénes son los elegidos en la biblia

El «judaísmo» en la época de Jesús se designa más propiamente como «judaísmo», ya que puede incluir una rica variedad de formas y prácticas que florecieron durante los últimos tiempos del Segundo Templo (200 a.C.-70 d.C.). De un modo u otro, esta diversa cultura «judía» se remonta a la Biblia hebrea y a la historia de los antiguos israelitas. En la época romana, cuando las Diez Tribus del norte fueron llevadas al cautiverio asirio hace mucho tiempo y se perdieron en gran parte para la historia, se hizo costumbre referirse a todos los de ascendencia hebrea o israelita que vivían en el mundo mediterráneo romano como «judíos», y a su vida religiosa-cultural como «judaísmo».
Los hebreos se establecieron en la tierra de Canaán a finales del segundo milenio antes de Cristo. Hacia el año 1000 a.C. surgió la monarquía del rey David y su hijo el rey Salomón. Hacia el año 921 la monarquía unida se dividió. En el 721 a.C. el reino del norte (Israel) fue aplastado por los asirios. La población creada por el exilio y la sustitución de estos pueblos llegó a ser conocida como los que el Nuevo Testamento llama los samaritanos, que tenían un lugar santo rival: El monte Gerizim. Más tarde, el reino del sur (Judá) fue destruido por el Imperio Babilónico, que deportó a gran parte de la población de Judea (el Exilio Babilónico) y en el año 587 destruyó Jerusalén y su santo Templo. Así comenzó la «dispersión» de los judíos de la patria (diáspora griega), un fenómeno que continuó hasta nuestros días.

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El elegido de dios en hebreo

El Rey Jorge III nació de Federico, Príncipe de Gales, y la Princesa Augusta de Sajonia-Gotha en 1738. Durante su vida, la sociedad occidental se vería desafiada por las colonias rebeldes, sacudida hasta los cimientos por una revolución en Francia, y profundamente distorsionada por repetidos ataques de locura. A través de todas sus luchas personales y políticas, el rey Jorge fue un monarca popular, y el pueblo de Inglaterra le fue leal durante los momentos más difíciles de la nación. Sus ejércitos derrotaron al invencible Napoleón Bonaparte en la batalla de Waterloo en 1815, y demostraron al mundo que la monarquía constitucional era un sistema político duradero, superando a la Primera República de Francia. A pesar de su éxito, el reinado de Jorge III ha sido un tema muy debatido entre los estudiosos, y sus decisiones políticas, sobre todo al principio de su gobierno, aún más.
Cuando su padre Federico, Príncipe de Gales, falleció en 1751, Jorge heredó el título de Duque de Edimburgo de su padre. Tres semanas después del fallecimiento de su padre, Jorge, duque de Edimburgo, recibió el título de príncipe de Gales de manos de su abuelo, el rey Jorge II. Al crecer, Jorge gozó de todos los privilegios de la Casa de Hanover. Como su padre y su abuelo habían nacido en la Alemania moderna, Jorge aprendió inglés y alemán. De hecho, en sus años de formación, Jorge fue un niño de gran erudición. A Jorge le interesaban especialmente las ciencias naturales, pero como descendiente de la realeza, sus tutores le enseñaron a ser un hombre de sociedad. Sus clases incluían francés y matemáticas, además de esgrima y baile.