Final de harry potter

Harry potter &la cámara…

Para millones de personas en todo el mundo, la serie de libros y películas de Harry Potter fue lo más parecido a experimentar la magia real. El viaje del joven mago, que pasó de ser un huérfano polizón que vivía bajo las escaleras de la casa de su cruel tía a convertirse en el héroe profetizado que derrotó al villano más oscuro del mundo, fue nada menos que épico. La última entrega de la historia fue tan compleja y, en ocasiones, tan sombría como era necesario, para cerrar siete capítulos de historia de brujería.
En el primer plano de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte – Parte 2, los dementores se cernían sobre el castillo de Hogwarts. El profesor Snape, que nunca había sido precisamente un tipo alegre, observaba desde lo alto la devastación que la presencia del Señor Tenebroso había causado en su escuela. Los alumnos marchaban en silencio, sin alegría. Sus nuevos secuaces administrativos, los hermanos Carrow, causaban estragos en los propios estudiantes, y lejos quedaban los días halagüeños en los que lo peor que podía pasarle a un joven mago era costarle a su casa unos preciosos puntos.

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Hoy hace 10 años que se estrenó Harry Potter y las Reliquias de la Muerte – Parte 2, y todavía parece que la película no recibe el respeto que merece. Se trata de la octava película de una de las mayores franquicias de todos los tiempos, así que se podría perdonar que la descartes como otro espectáculo de golpes en el que los héroes casi pierden hasta que, como no podía ser de otra manera, sacan la W al final. Pero Las Reliquias de la Muerte – Parte 2 es, literalmente, una película sobre la muerte. El tercer acto comienza con Harry Potter (Daniel Radcliffe) marchando hacia su propio sacrificio, siendo recibido por los fantasmas de sus seres queridos muertos a los que pregunta si morir duele. A este chico le acaban de decir que para salvar a sus amigos, a su familia, al mundo, debe morir. Y entonces lo hace.
Parte de lo que diferencia a Las Reliquias de la Muerte – Parte 2 es que es una película sorprendentemente tranquila. Sí, cuenta con la legendaria «Batalla de Hogwarts» y hay explosiones y peleas mágicas y un duende que es absolutamente diezmado por un dragón, pero en general el director David Yates permite que las escenas se prolonguen, deteniéndose por un momento para permitir que los personajes de la película se relacionen como seres humanos en medio de una destrucción casi segura. Por ejemplo, la escena en la que Harry intenta encontrar un Horrocrux relacionado con Rowena Ravenclaw. Luna Lovegood (Evanna Lynch) detiene a Harry mientras sube a toda prisa por una escalera, rodeado de estudiantes que se apresuran a ponerse a cubierto mientras sus profesores y aliados colocan guardias alrededor de la escuela. Harry y Luna regresan al lugar donde se encuentra el Horrocrux, pero se toman un tiempo para mirar por la ventana, para ver las protecciones que se están colocando alrededor de la escuela y que casi definitivamente van a caer. Para considerar que este lugar que antes encarnaba la seguridad y la comodidad es ahora una zona de guerra.

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Después de siete libros, ocho películas, un parque temático y la creación de un auténtico imperio del merchandising, no se puede culpar al equipo de producción de Harry Potter por querer despedirse con una nota alta con la última entrega de la querida franquicia cinematográfica. Pero una última montaña se cernía siniestramente antes de que Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte II: el temido epílogo.
Este segmento «19 años después» cierra el último libro de Harry Potter con Harry y compañía en King’s Cross, enviando a sus propios hijos a Hogwarts. En teoría, proporciona un cierre, un final feliz para Harry y la satisfacción de la continuidad con otra generación de brujas y magos que van a la escuela. En la práctica, era una auténtica bestia para filmar. Por un lado, nadie sabía cuál era el mejor enfoque para manejar el pelo o el maquillaje necesario para envejecer a los veinteañeros del reparto y convertirlos en padres creíbles de 39 años de edad de niños de 11 años.
Lo rodaron una vez, e incluso los peluqueros y maquilladores del equipo admiten que se pasaron de la raya, dando a Ron barriga, papada y un retroceso de cabello. (El propio Rupert Grint dijo sobre el corte inicial: «Las imágenes de mí todavía me persiguen»). Cuando se filtraron las fotos del epílogo original, la reacción de los fans fue inmediata, y no fue positiva. Meses después de terminar el rodaje, se volvió a llamar al reparto principal para volver a rodar, esta vez con una estética más simple y discreta. El equipo de producción estaba evidentemente satisfecho de haberlo hecho lo mejor posible, y esta fue la versión que se incluyó en el montaje final de la película.

Harry potter 8

«Sé que te estás preparando para luchar. Tus esfuerzos son inútiles. No puedes luchar contra mí. No quiero matarte. Tengo un gran respeto por los profesores de Hogwarts. No quiero derramar sangre mágica. Entrégame a Harry Potter y nadie saldrá herido. Dame a Harry Potter, y dejaré la escuela intacta. Dame a Harry Potter, y serás recompensado. Tienes hasta la medianoche».
La Batalla de Hogwarts fue el conflicto final de la Segunda Guerra de los Magos. Tuvo lugar en las primeras horas del 2 de mayo de 1998, dentro del castillo y en los terrenos del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, en la región montañosa de Escocia[2].
Cuando el Mago Oscuro Lord Voldemort se enteró de que su archienemigo Harry Potter se había adentrado en secreto en el castillo para localizar y destruir uno de sus últimos Horrocruxes, ordenó a todos los mortífagos y criaturas oscuras que le habían jurado lealtad que lanzaran un ataque masivo contra el colegio. El ejército de Dumbledore comunicó entonces la necesidad de luchar a la Orden del Fénix y a sus otros aliados dentro del Ministerio de Magia británico, lo que condujo a una batalla a gran escala. Voldemort dirigió sus fuerzas desde la Choza de los Chillidos en Hogsmeade; mientras que Harry Potter, Kingsley Shacklebolt y Minerva McGonagall lideraron a los defensores de Hogwarts. Voldemort también anunció que quería que Harry Potter se rindiera antes de la medianoche[4].