Retraso madurativo del lenguaje

Retraso o trastorno del lenguaje

Al igual que ocurre con otras habilidades e hitos, la edad a la que los niños aprenden el lenguaje y empiezan a hablar puede variar. Conocer un poco el desarrollo del habla y el lenguaje puede ayudar a los padres a averiguar si hay motivos de preocupación.
Un bebé que no responde a los sonidos ni vocaliza debe ser revisado por un médico de inmediato. Pero, a menudo, a los padres les resulta difícil saber si su hijo está tardando un poco más en alcanzar un hito del habla o del lenguaje, o si hay algún problema.
Muchos niños con retraso en el habla tienen problemas de motricidad oral. Esto ocurre cuando hay un problema en las áreas del cerebro responsables del habla. Esto dificulta la coordinación de los labios, la lengua y la mandíbula para producir los sonidos del habla. Estos niños también pueden tener otros problemas de motricidad oral, como problemas de alimentación.
Los problemas de audición también pueden afectar al habla. Por eso, un audiólogo debe examinar la audición de un niño siempre que haya un problema de habla. Los niños que tienen problemas de audición pueden tener problemas para decir, entender, imitar y utilizar el lenguaje.
Si su hijo puede tener un problema, es importante que acuda inmediatamente a un logopeda. Puedes buscar un logopeda por tu cuenta o pedir a tu médico que te remita a uno.

Prueba de detección del retraso del lenguaje

El retraso del lenguaje es un trastorno del lenguaje en el que el niño no desarrolla sus capacidades lingüísticas en el periodo habitual de su desarrollo correspondiente a la edad. Se observa con mayor frecuencia en niños de dos a siete años y, en ocasiones, puede prolongarse hasta la infancia tardía. La prevalencia del retraso del lenguaje oscila entre el 2,3% y el 19%[1].
El lenguaje es una forma de comunicación exclusivamente humana que implica el uso de palabras de forma estándar y estructurada[2] El lenguaje es distinto de la comunicación. La comunicación es un proceso de dos etapas. La primera etapa es el proceso de codificación del mensaje en un conjunto de palabras (o signos en el caso de las lenguas de signos) y estructuras de frases que transmiten el significado requerido, es decir, en el lenguaje. En la segunda etapa, el lenguaje se traduce en órdenes motoras que controlan los articuladores (manos, cara, cuerpo, pulmones, cuerdas vocales, boca, lengua, dientes, etc.), creando así el habla.
Los retrasos del lenguaje son distintos de los retrasos del habla, en los que se retrasa el desarrollo de los aspectos mecánicos y motores de la producción del habla. Muchos tienden a confundir el retraso del lenguaje con el retraso del habla o incluso con el habla tardía. Todos ellos tienen signos reveladores y factores determinantes diferentes. El retraso del habla parece ser más similar al del habla tardía que al del lenguaje. El habla es la producción motora verbal del lenguaje, mientras que el lenguaje es un medio de comunicación[1] Dado que el lenguaje y el habla son independientes, pueden sufrir un retraso individual. Por ejemplo, un niño puede tener un retraso en el habla (es decir, ser incapaz de producir sonidos inteligibles del habla), pero no tener un retraso en el lenguaje porque utiliza una lengua de signos. Además, el retraso del lenguaje abarca la totalidad del progreso del desarrollo del lenguaje que se está retrasando y no sólo los aspectos del habla.

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Retraso del lenguaje expresivo

El retraso del lenguaje es un trastorno del lenguaje en el que el niño no desarrolla sus capacidades lingüísticas en el periodo habitual de su desarrollo. Se observa con mayor frecuencia en niños de dos a siete años y, en ocasiones, puede prolongarse hasta el final de la infancia. La prevalencia del retraso del lenguaje oscila entre el 2,3% y el 19%[1].
El lenguaje es una forma de comunicación exclusivamente humana que implica el uso de palabras de forma estándar y estructurada[2] El lenguaje es distinto de la comunicación. La comunicación es un proceso de dos etapas. La primera etapa es el proceso de codificación del mensaje en un conjunto de palabras (o signos en el caso de las lenguas de signos) y estructuras de frases que transmiten el significado requerido, es decir, en el lenguaje. En la segunda etapa, el lenguaje se traduce en órdenes motoras que controlan los articuladores (manos, cara, cuerpo, pulmones, cuerdas vocales, boca, lengua, dientes, etc.), creando así el habla.
Los retrasos del lenguaje son distintos de los retrasos del habla, en los que se retrasa el desarrollo de los aspectos mecánicos y motores de la producción del habla. Muchos tienden a confundir el retraso del lenguaje con el retraso del habla o incluso con el habla tardía. Todos ellos tienen signos reveladores y factores determinantes diferentes. El retraso del habla parece ser más similar al del habla tardía que al del lenguaje. El habla es la producción motora verbal del lenguaje, mientras que el lenguaje es un medio de comunicación[1] Dado que el lenguaje y el habla son independientes, pueden sufrir un retraso individual. Por ejemplo, un niño puede tener un retraso en el habla (es decir, ser incapaz de producir sonidos inteligibles del habla), pero no tener un retraso en el lenguaje porque utiliza una lengua de signos. Además, el retraso del lenguaje abarca la totalidad del progreso del desarrollo del lenguaje que se está retrasando y no sólo los aspectos del habla.

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Tipos de retraso del lenguaje

El retraso del lenguaje es un trastorno del lenguaje en el que el niño no desarrolla sus capacidades lingüísticas en el periodo habitual de su desarrollo correspondiente a la edad. Es más frecuente en niños de dos a siete años y, en ocasiones, puede prolongarse hasta el final de la infancia. La prevalencia del retraso del lenguaje oscila entre el 2,3% y el 19%[1].
El lenguaje es una forma de comunicación exclusivamente humana que implica el uso de palabras de forma estándar y estructurada[2] El lenguaje es distinto de la comunicación. La comunicación es un proceso de dos etapas. La primera etapa es el proceso de codificación del mensaje en un conjunto de palabras (o signos en el caso de las lenguas de signos) y estructuras de frases que transmiten el significado requerido, es decir, en el lenguaje. En la segunda etapa, el lenguaje se traduce en órdenes motoras que controlan los articuladores (manos, cara, cuerpo, pulmones, cuerdas vocales, boca, lengua, dientes, etc.), creando así el habla.
Los retrasos del lenguaje son distintos de los retrasos del habla, en los que se retrasa el desarrollo de los aspectos mecánicos y motores de la producción del habla. Muchos tienden a confundir el retraso del lenguaje con el retraso del habla o incluso con el habla tardía. Todos ellos tienen signos reveladores y factores determinantes diferentes. El retraso del habla parece ser más similar al del habla tardía que al del lenguaje. El habla es la producción motora verbal del lenguaje, mientras que el lenguaje es un medio de comunicación[1] Dado que el lenguaje y el habla son independientes, pueden sufrir un retraso individual. Por ejemplo, un niño puede tener un retraso en el habla (es decir, ser incapaz de producir sonidos inteligibles del habla), pero no tener un retraso en el lenguaje porque utiliza una lengua de signos. Además, el retraso del lenguaje abarca la totalidad del progreso del desarrollo del lenguaje que se está retrasando y no sólo los aspectos del habla.