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Cómo es el cerebro
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El cerebro es un órgano complejo que controla el pensamiento, la memoria, las emociones, el tacto, la motricidad, la visión, la respiración, la temperatura, el hambre y todos los procesos que regulan nuestro cuerpo. Juntos, el cerebro y la médula espinal que se extiende desde él constituyen el sistema nervioso central, o SNC.
El cerebro, que pesa alrededor de un kilo en un adulto medio, tiene un 60% de grasa. El 40% restante es una combinación de agua, proteínas, carbohidratos y sales. El cerebro en sí no es un músculo. Contiene vasos sanguíneos y nervios, incluyendo neuronas y células gliales.
La materia gris y la materia blanca son dos regiones diferentes del sistema nervioso central. En el cerebro, la materia gris se refiere a la parte más oscura y externa, mientras que la materia blanca describe la sección más clara e interna que se encuentra debajo. En la médula espinal, este orden se invierte: la materia blanca está en el exterior y la materia gris se encuentra en el interior.
La materia gris está compuesta principalmente por los somas de las neuronas (los cuerpos celulares centrales y redondos), y la materia blanca está formada principalmente por los axones (los largos tallos que conectan las neuronas entre sí) envueltos en mielina (una capa protectora). La diferente composición de las partes de las neuronas es la razón por la que ambas aparecen como tonos separados en ciertas exploraciones.
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Obviamente, no todas las personas tienen el mismo tamaño de cerebro. Algunos son más grandes y otros más pequeños. Es posible que te preguntes si el tamaño del cerebro puede estar relacionado con características como la discapacidad o la inteligencia.
Por ejemplo, los niños autistas tienden a tener cerebros más grandes (y un crecimiento cerebral desproporcionado más temprano) que los niños no autistas. El hipocampo tiende a ser más pequeño en los adultos mayores que padecen la enfermedad de Alzheimer. Esta zona del cerebro está muy relacionada con la memoria.
¿Y la inteligencia? La respuesta a esta pregunta depende en gran medida de a quién se le pregunte. Según un análisis de muchos estudios sobre esta cuestión realizado por Michael McDaniel, de la Universidad de Virginia Commonwealth, los cerebros más grandes están relacionados con una mayor inteligencia.
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Los últimos años han estado marcados por un gran número de descubrimientos sobre el cerebro que aprende. Estos descubrimientos tienen el potencial de ayudar a los profesores a diseñar entornos de clase aún mejores para ayudarte a aprender mejor. Aunque entender el cerebro puede ser útil para los profesores, este conocimiento también puede ser beneficioso para ti como estudiante. Por ejemplo, puede animarte a creer en tu capacidad para mejorar tus propias habilidades. Estas creencias hacen que sea más probable que te esfuerces y que utilices mejor las estrategias de aprendizaje de apoyo [1]. En este artículo presentamos brevemente algunos principios básicos del cerebro que aprende y sugerimos estrategias de aprendizaje inspiradas en la neurociencia para que las pruebes en la escuela o en casa.
Tu cerebro está compuesto principalmente por unos 85.000 millones de neuronas, que es más que el número de estrellas que puedes ver a simple vista en el cielo nocturno. Una neurona es una célula que actúa como mensajera, enviando información en forma de impulsos nerviosos (como señales eléctricas) a otras neuronas (véase la figura 1). Por ejemplo, cuando escribes, algunas neuronas de tu cerebro envían el mensaje «mueve los dedos» a otras neuronas y este mensaje viaja luego por los nervios (como cables) hasta llegar a tus dedos. Las señales eléctricas que se comunican de una neurona a otra son, por tanto, las que te permiten hacer todo lo que haces: escribir, pensar, ver, saltar, hablar, calcular, etc. Cada neurona puede estar conectada hasta con otras 10.000 neuronas, lo que da lugar a un gran número de conexiones en tu cerebro [2], que parece una telaraña muy densa (véase la figura 2).
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Este artículo trata sobre los cerebros de todo tipo de animales, incluidos los humanos. Para información específica sobre el cerebro humano, véase Cerebro humano. Para otros usos, véase Cerebro (desambiguación) y Cerebros (desambiguación).
El cerebro es un órgano que sirve como centro del sistema nervioso en todos los animales vertebrados y en la mayoría de los invertebrados. Está situado en la cabeza, normalmente cerca de los órganos sensoriales para sentidos como la visión. Es el órgano más complejo del cuerpo de un vertebrado. En un ser humano, la corteza cerebral contiene aproximadamente entre 14.000 y 16.000 millones de neuronas,[1] y se calcula que el número de neuronas del cerebelo es de 55.000 a 70.000 millones,[2] cada una de las cuales está conectada por sinapsis a varios miles de otras neuronas. Estas neuronas suelen comunicarse entre sí por medio de largas fibras denominadas axones, que transportan trenes de impulsos de señales denominados potenciales de acción a partes distantes del cerebro o del cuerpo dirigidos a células receptoras específicas.
Fisiológicamente, el cerebro ejerce un control centralizado sobre los demás órganos del cuerpo. Actúan sobre el resto del cuerpo generando patrones de actividad muscular e impulsando la secreción de unas sustancias químicas llamadas hormonas. Este control centralizado permite respuestas rápidas y coordinadas a los cambios del entorno. La médula espinal o los ganglios periféricos pueden mediar algunos tipos básicos de respuesta, como los reflejos, pero el control sofisticado del comportamiento basado en la información sensorial compleja requiere la capacidad de integración de información de un cerebro centralizado.