Emisiones de co2 por kwh electrico en españa

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La instalación de nueva capacidad de generación de energía con tecnologías como la eólica, la hidráulica o la solar son esenciales para alcanzar los objetivos, ya que son, junto con la nuclear, fuentes de electricidad sin combustión y, por tanto, no emiten CO2 equivalente.
En el caso del sistema eléctrico español, las emisiones se han reducido como consecuencia de la mayor participación de las energías renovables en el mix de generación, acompañada también de una disminución de la producción con carbón. Así, en sólo 5 años, las toneladas de CO2 equivalente registradas en 2019 se han reducido en 30 millones respecto a las de 2015.
Estas emisiones se calculan a partir de unos factores de emisión determinados que definen las toneladas de CO2 equivalente emitidas por cada megavatio-hora (MWh) generado, en función de la tecnología utilizada y del territorio en el que se genera. Cabe destacar que en los últimos 5 años el factor de emisión ha disminuido un 30%, pasando de 0,26 tCO2eq/MWh en 2015 a la cifra de 0,19 tCO2eq/MWh registrada el año pasado.

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El sector de la generación de energía de la UE se está descarbonizando. La intensidad de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de la generación de energía está disminuyendo continuamente en toda la UE. Con el apoyo de las políticas de la UE, como el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la UE, la Directiva sobre energías renovables y la legislación que aborda las emisiones de contaminantes atmosféricos de las instalaciones industriales, se ha producido un cambio gradual del carbón a los combustibles renovables y al gas natural, y la eficiencia de los procesos de transformación ha mejorado en todo el sector. En 2019, la intensidad de las emisiones de GEI de la generación de electricidad se redujo casi a la mitad con respecto a 1990. Si la tendencia a la baja de la última década continuara de forma lineal, la generación de electricidad de la UE se descarbonizaría por completo en 2050.  Se necesitarán políticas y medidas adicionales para mejorar el progreso, como se indica en las propuestas de la Comisión Europea para elevar el objetivo de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE para 2030 del 40 % al 55 % por debajo de los niveles de 1990 y para alcanzar la neutralidad climática en 2050.
La intensidad de las emisiones de GEI de la generación total de electricidad en la UE-27 fue un 45 % menor en 2018 que en 1990 (disminuyendo de 510 g de CO2e/kWh a 281 g de CO2e/kWh durante el período). Esto corresponde a una disminución del 2,1 % por año, en promedio, en ese tiempo. Hasta 2010, el aumento de la eficiencia de la transformación de los combustibles fósiles en electricidad contribuyó a la disminución de las intensidades de carbono, estimulada también por la necesidad de cumplir los valores límite de emisión establecidos en la legislación sobre emisiones industriales, como la Directiva 2001/80/CE sobre grandes instalaciones de combustión (UE, 2001). Desde 2010, el descenso se ha debido casi exclusivamente a la transición de los combustibles fósiles a los renovables en la generación de electricidad, y los precios de los derechos de emisión en el marco del régimen de comercio de derechos de emisión de la UE (UE, 2018) han aumentado su relevancia especialmente desde 2019. Según las primeras estimaciones de la AEMA, la intensidad de las emisiones de GEI de la UE en la generación de electricidad siguió disminuyendo también en 2019, alcanzando los 249 gCO2e/kWh. Si la tendencia observada se mantiene, la generación de electricidad podría estar totalmente descarbonizada en torno a 2050 en la UE-27. Esta disminución sería coherente con la ambición de la UE de reducir los gases de efecto invernadero en un 55 % en 2030 (en comparación con 1990) y alcanzar la neutralidad del carbono en 2050.  Sin embargo, se necesitan políticas y medidas adicionales para lograrlo.

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El visionario Bill Gates escribe en su nuevo libro «Cómo evitar un desastre climático: The Solutions We Have and the Breakthroughs We Need» sobre los pasos necesarios para asegurar la supervivencia del planeta. Para ello, es indispensable solucionar el problema del clima a más tardar en 2050. Volkswagen también está comprometida con los objetivos climáticos de París y quiere ser neutral en emisiones de CO₂ para 2050. Aquí, el CEO Herbert Diess explica las medidas que la empresa está tomando para lograrlo.
La crisis climática es el mayor reto de nuestro tiempo. Para mitigar su impacto, es imperativo que limitemos el calentamiento global. Por eso, el Grupo Volkswagen está claramente comprometido con los objetivos climáticos de París. El plan: Para 2050, todo el Grupo debe ser neutral en cuanto a emisiones de CO₂ en el balance, lo que incluye tanto los vehículos como las plantas y los procesos.
Estoy convencido de que tenemos la responsabilidad y la obligación de contribuir a limitar el cambio climático y de trabajar para alcanzar nuestros objetivos con la máxima coherencia. En Volkswagen tenemos la oportunidad y la capacidad de hacerlo. Por eso Volkswagen está actuando.

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Para promover la transición hacia un modelo energético de cero emisiones, impulsamos la descarbonización de nuestros sistemas de generación eléctrica y, además, contribuimos a la descarbonización de otros sectores a través de la electrificación de la demanda energética.
En nuestro Plan Estratégico 2021-2023, hemos reforzado esta apuesta por la descarbonización con una mayor inversión en energías renovables, la digitalización de la red eléctrica y la electrificación de la demanda residencial y de sectores como la industria y el transporte. Nuestro parque renovable crecerá un 50% en 2023 respecto a 2020, lo que significa que el 89% de nuestra producción peninsular estará libre de emisiones de CO₂ a finales de 2023.
De cara a 2030, nos atenemos a un ambicioso plan de inversiones que hará posible que el 80% de toda nuestra producción de electricidad esté libre de emisiones de CO₂ a finales de la década. El camino hacia la descarbonización se ha acelerado, por tanto, en comparación con el plan anterior, que preveía la emisión de 140 g de CO2 por kWh de electricidad producida en 2030. Ese umbral se ha reducido ahora a 95 gCO2/kWh, un 80% menos que en 2017.