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Trastornos de la percepcion
trastornos perceptivos wikipedia
La sordera tonal (Loui et al., 2011), también denominada con frecuencia amusia congénita (un término general para referirse a las discapacidades musicales: Peretz, 2016), es un déficit de por vida en la discriminación del tono y la incapacidad para cantar afinado que afecta aproximadamente al 1,5% (prueba de amusia en línea: Peretz y Vuvan, 2017) al 4% (prueba de afinación distorsionada: Kalmus y Fry, 1980) de la población general. Las personas con sordera tienen una discriminación fina del tono, normalmente no pueden cantar afinadamente (Loui et al., 2011) y tienen dificultades para reconocer melodías sin la ayuda de la letra (Peretz, 2016). Estas deficiencias no pueden explicarse por la pérdida de audición, las deficiencias intelectuales o la falta de exposición a la música.
Una explicación de estas anomalías estructurales y funcionales, que en parte no se superponen, tanto en la sordera tonal como en la prosopagnosia, puede ser una patología subyacente común que puede afectar a diferentes regiones del cerebro. Un posible mecanismo podría ser un trastorno de la migración neuronal temprana o un problema de crecimiento axonal y/o problemas de guiado de los axones durante un periodo sensible del desarrollo temprano. En casos particulares, en los que sólo se observa un trastorno, una vulnerabilidad específica de la red podría estar relacionada con el momento del ensamblaje del circuito en determinadas regiones corticales (Rakic, 2002). Sin embargo, este mecanismo también puede producir malformaciones sutiles en múltiples redes cerebrales, y este trastorno neural más generalizado puede dar lugar a múltiples deficiencias funcionales en los mismos individuos. Apoyando esta hipótesis, la evidencia correlacional previamente reportada sugiere una asociación entre las habilidades musicales y las habilidades lingüísticas (Forgeard et al., 2008; Loui et al., 2011), así como entre las habilidades musicales y las capacidades de procesamiento espacial (Douglas y Bilkey, 2007; Williamson et al., 2011). Hasta donde sabemos, todavía no se ha descrito ninguna relación de este tipo entre la identificación de caras y las deficiencias en la discriminación del tono. Solo se han encontrado informes sobre la preservación de la percepción de emociones a partir de rostros y música en sordos del tono (Gosselin et al., 2015; Zhishuai et al., 2017).
trastornos de la percepción en psicología
Trastornos cognitivos adquiridos o del desarrollo de la PERCEPCIÓN AUDITORIA que se caracterizan por una capacidad reducida para percibir la información contenida en los estímulos auditivos a pesar de que las vías auditivas estén intactas. Los individuos afectados tienen dificultades con la percepción del habla, la localización del sonido y la comprensión del significado de las inflexiones del habla.
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disfunción motora perceptiva
Entre los factores de riesgo se encuentran los siguientes: anomalías genéticas y cromosómicas prenatales (antes del nacimiento), anomalías en el funcionamiento de los órganos del bebé (trastornos metabólicos), anomalías cerebrales, enfermedades maternas y factores ambientales (como las toxinas, etc.).
Durante el parto y después del nacimiento (perinatal y postnatal): falta de oxígeno en el cerebro del bebé (hipoxia), infecciones, traumatismo del parto (dificultad durante el mismo), trastornos convulsivos, privación social grave y otras causas.
Los síntomas son muy variados y van desde dificultades leves en partes concretas del funcionamiento hasta profundas deficiencias intelectuales. Si tiene alguna inquietud en relación con el desarrollo de su hijo y/o su funcionamiento mental o social cotidiano (en comparación con sus hermanos u otros niños), póngala en conocimiento de su pediatra, que evaluará a su hijo y lo remitirá, si es necesario, para que se le realicen las pruebas de neurodesarrollo adecuadas.
Aunque no hay cura para la discapacidad intelectual, se recomienda un diagnóstico y un tratamiento tempranos por parte de un grupo multidisciplinar de personal médico para mejorar todas las áreas del funcionamiento de su hijo según sea necesario.
trastornos de la percepción pdf
El trastorno de percepción persistente por alucinógenos (HPPD) es un trastorno crónico y no psicótico en el que una persona experimenta alucinaciones visuales o distorsiones perceptivas aparentemente duraderas o persistentes después de una experiencia previa con drogas alucinógenas, normalmente sin la misma sensación de intoxicación o alteración mental experimentada mientras se consume la droga. Las alucinaciones y los cambios perceptivos en sí mismos no suelen ser intensos ni perjudiciales y consisten en nieve visual, estelas e imágenes del después (palinopsia), fractales de luz en superficies planas, colores intensificados u otras imágenes psicodélicas. Las personas que nunca han tomado drogas anteriormente también han informado de algunas anomalías visuales asociadas al HPPD (como moscas volantes y nieve visual)[1][2].
En 1898, el escritor e intelectual inglés Havelock Ellis informó de una mayor sensibilidad a «los fenómenos más delicados de la luz y la sombra y el color» durante un período prolongado de tiempo después de consumir la droga psicodélica mescalina. Este puede haber sido uno de los primeros casos registrados de lo que más tarde se llamaría «HPPD»[4]. Sin embargo, los efectos residuales leves o los «resplandores» de este tipo de drogas no son necesariamente inusuales ni indicativos de lo que puede clasificarse como un trastorno como el HPPD, ya que la angustia del individuo suele ser un requisito para el diagnóstico[3].